miércoles, 14 de septiembre de 2011

Diferencias entre el leasing y el renting. ¿Qué son?

Muchas veces nos encontramos con que las entidades financieras nos ofrecen productos de leasing y de renting, ensalzando las ventajas fiscales de los mismos. ¿Sabemos qué son realmente? Pues bien, en resumidas cuentas, ambos no dejan de ser un contrato de alquiler. A través de los mismos, podemos acceder a gran variedad de bienes cuya adquisición requiere normalmente de una gran inversión. De hecho ésta es la primera ventaja con que nos encontramos: nos ahorramos esa inversión inicial para poder acceder al bien, ya sea un vehículo, maquinaria, mobiliario, etc.
A priori son productos financieros parecidos, pero presentan alguna diferencia sustancial.
El leasing, también denominado arrendamiento financiero, se podría definir como un contrato de alquiler en el que existe una opción de compra por parte del arrendatario al final del contrato. Normalmente la duración del mismo equivale a la vida útil del bien. Así, tal como comentábamos con anterioridad, el contratante puede acceder al uso de un bien sin necesidad de hacer la inversión de la compra del mismo. Durante la duración del contrato, la propiedad del bien sigue siendo del proveedor de leasing, pero todos los gastos vinculados, como reparaciones, revisiones, seguros, etc., recaen en el contratante. Es un producto muy utilizado por empresas, debido a la rapidez de formalización, sus ventajas fiscales (gasto 100% deducible) y su coste, así como el poder adquirir la propiedad del bien al término del contrato.
El renting, por otro lado, puede considerarse como un alquiler puro y duro, en el que no suele existir opción de compra al final del contrato. Ésta no es la única diferencia respecto al leasing, ya que en las cuotas que paga el contratante, suelen  ir incluidos los gastos e incidencias que puedan surgir (reparaciones, revisiones, seguros, etc.). Por lo tanto, el renting acostumbra a ser más caro que el leasing, pero tiene una mayor cobertura de contingencias. A efectos fiscales, presenta las mismas deducciones que el leasing.
Así pues, ¿cuál es mejor? La respuesta únicamente dependerá de las necesidades y los recursos de la empresa contratante, o del consumidor final, en su caso. Si el flujo de tesorería del que disponemos es bajo, quizá es más interesante el leasing, debido al importe inferior de sus cuotas, siempre y cuando el bien al uso del cual accedamos no requiera de demasiados gastos extra, en cuyo caso el renting puede parecer más atractivo.

2 comentarios:

  1. en la carrera no lo entendí y hoy por fin sí lo hice! ajaj enhorabona pel blog!

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  2. Entiendo perfctamente, pero em gustaria saber si hay servicios de renting coches empresa y particulares tambien

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